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    El 20% de los jóvenes que reenviaron desnudos dicen que tenían permiso, pero sólo el 8% lo dieron. ¿Por qué la brecha?
    1. Malentendido de permiso :Algunos adultos pueden olvidar genuinamente que otorgaron permiso a menores para compartir desnudos. Si bien este tipo de intercambio se considera técnicamente abuso sexual infantil, es posible que los adultos bloqueen los recuerdos incómodos o negativos. Los menores también pueden asumir erróneamente que el permiso implícito es suficiente, especialmente si sienten mucha presión por parte del adulto para enviar desnudos.

    2. Coerción y presión :Los adultos que envían mensajes de texto sexuales a menores pueden utilizar la manipulación, la coerción y el chantaje emocional para presionarlos a compartir desnudos sin pedir permiso explícitamente. Esto puede hacer que los menores sientan que no tienen otra opción. Cuando la dinámica de poder favorece a los adultos, es menos probable que los menores sientan que su consentimiento realmente importa.

    3. Falta de comprensión sobre las consecuencias :Algunos jóvenes pueden no ser conscientes de la gravedad de compartir desnudos, considerándolo una actividad inofensiva entre compañeros. Es posible que no se den cuenta de que podrían enfrentar cargos penales, estigma social u otras consecuencias negativas en el futuro. Los adultos, por otro lado, son más conscientes de los riesgos potenciales, incluso si deciden ignorarlos en el momento.

    4. Deseo de complacer o mantener la relación :Los jóvenes que mantienen relaciones con adultos mayores pueden sentir un intenso deseo de complacer o asegurar su afecto, incluso hasta el punto de hacer cosas que no consienten del todo. Esta dinámica emocional puede desdibujar aún más las líneas de consentimiento y permiso en sus mentes.

    5. Normalización de conductas de riesgo :En ciertos círculos, el comportamiento sexual riesgoso puede normalizarse, haciendo que los jóvenes sean más susceptibles a participar en tales actos sin mucha reflexión. Esto puede llevar a una desconexión entre su percepción y la realidad real del consentimiento y el permiso.

    La brecha entre el permiso percibido y el otorgado también resalta la necesidad constante de una educación sexual integral y conversaciones abiertas sobre el consentimiento, la dinámica de poder y los riesgos asociados con el sexting o el intercambio de contenido íntimo.

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