1. Desarrollo cognitivo limitado: Los niños de diez años todavía están en el proceso de desarrollar sus capacidades cognitivas, incluida su comprensión del bien y del mal, las consecuencias de las acciones y el concepto de moralidad. Considerarlos penalmente responsables puede no ser justo o efectivo dada su limitada capacidad de toma de decisiones.
2. Inconsistente con los principios de desarrollo infantil: La infancia es una época de aprendizaje, crecimiento y desarrollo. Los enfoques de tratamiento están diseñados para ser educativos, rehabilitadores y de apoyo en lugar de punitivos. Aplicar la responsabilidad penal a niños de diez años va en contra de estos principios.
3. Estigmatización y daño: Etiquetar a un niño de diez años como delincuente puede tener efectos negativos duraderos en su autoestima, sus relaciones sociales y sus oportunidades de educación y empleo. Este estigma podría perseguirlos por el resto de sus vidas, limitando su potencial y causándoles daño psicológico.
4. Disuasión ineficaz: Las investigaciones sugieren que los castigos severos, incluidos los cargos penales, no son elementos disuasorios eficaces para la mala conducta de los niños. El refuerzo positivo y los enfoques educativos son más eficaces para moldear su comportamiento y promover un desarrollo positivo a largo plazo.
5. Falta de proporcionalidad: Responsabilizar penalmente a un niño de una edad tan temprana por sus acciones puede ser desproporcionado con su nivel de culpabilidad y comprensión de la situación. Es esencial considerar la edad, madurez y circunstancias del niño antes de asignar responsabilidad penal.
6. Potencial de abuso: Colocar a niños de diez años dentro del sistema de justicia penal puede exponerlos a posibles abusos, como trato injusto, castigo excesivo o manejo inadecuado por parte de las autoridades y el sistema judicial.
7. Desvío de Recursos: Los recursos dedicados a procesar y encarcelar a niños de diez años podrían asignarse mejor a intervenciones que tengan más probabilidades de abordar las causas fundamentales de su mala conducta y apoyar su desarrollo.
En general, se acepta que los niños menores de cierta edad, por ejemplo diez años, no deben ser considerados penalmente responsables de sus acciones. En cambio, enfoques alternativos que se centran en la educación, la rehabilitación y el apoyo familiar son más apropiados y eficaces para abordar la mala conducta en los niños de esta edad.