Permitir que los docentes elijan lo que quieren aprender apoya la moral de los docentes y produce una mejor enseñanza
Proporcionar a los educadores la autonomía para seleccionar sus oportunidades de desarrollo profesional mejora la satisfacción laboral y fomenta una sensación de empoderamiento. Este enfoque reconoce a los educadores como profesionales consumados, capaces de identificar sus áreas de crecimiento individuales y seleccionar recursos y estrategias que mejor se alineen con las necesidades, fortalezas e intereses de sus estudiantes. Además, inculca un sentido de propiedad en el desarrollo profesional, impulsando a los educadores a participar activamente y abrazar el crecimiento, lo que genera impactos positivos en las prácticas de instrucción y, en última instancia, beneficia los resultados de aprendizaje de los estudiantes.
Además, fomentar la elección de los educadores en el desarrollo profesional puede promover la colaboración y el intercambio de conocimientos entre colegas. A través del intercambio mutuo de conocimientos y recursos, los educadores pueden cultivar colectivamente estrategias para superar los desafíos, lo que lleva a una mejora de la cultura escolar. Al permitir que los educadores den forma a sus trayectorias de desarrollo, el crecimiento profesional se vuelve personalizado y dinámico, fortaleciendo así la eficacia y la motivación de los docentes, ingredientes esenciales para una enseñanza de calidad.