El camarero robótico demuestra que más información puede no significar mejores decisiones
¿Qué puede enseñarnos un barman robótico sobre cómo los humanos toman decisiones? Universidad de Bielefeld (c) 2015 HowStuffWorks
Estás de pie en un bar lleno de gente y el camarero te pregunta qué te gustaría beber. Parece obvio, ¿verdad? Estás en un establecimiento de bebidas después de todo. Pero por qué te pregunto eso? ¿Estaba respondiendo a algo que dijiste? ¿Estabas tratando de llamar su atención o agitando algunos billetes? Si está mirando al vacío o hablando con alguien, él podría dejarte en paz.
Ahora imagina que hay un robot detrás de la barra. ¿Qué tan fácil o difícil sería para el robot leer esas mismas señales?
De hecho, es más difícil de lo que parece. Investigadores de la Universidad Bielefeld de Austria desarrollaron un camarero robótico llamado James para tratar de reconocer si un cliente desea realizar un pedido. Es lo más importante el ángulo en el que se encuentra el cliente, o que tan cerca esta de la barra? ¿O es cuando habla? Cada detalle fue enviado al robot para que pueda hacer un mejor juicio.
El estudio en realidad no tiene nada que ver con el desarrollo eventual de bartenders robóticos, que podrían valer su peso en oro si pudieran acelerar el servicio de bar en una fiesta llena de gente.
No, los investigadores utilizaron un barman robótico para aprender más sobre la comunicación humana. El estudio recopiló sus datos mediante una nueva técnica denominada paradigma "Fantasma en la máquina" (GiM), lo que ayudó a los investigadores a determinar cómo el humano / robot usó datos limitados y "modalidades de reconocimiento" como el habla y la posición del cuerpo del cliente para descubrir cómo interactuar y responder de manera apropiada.
"La idea es que pongamos participantes humanos 'en la cabeza' del robot, proporcionarles el mismo tipo de información a la que tiene acceso un robot, y luego mire lo que hacen los humanos con esa información, "Explica el Dr. Jan" J.P. " de Ruiter en una entrevista por correo electrónico.
Treinta y un participantes consultaron una pantalla de computadora que contenía todos los datos relevantes (¡sin video!), como la posición del cliente en el bar, visibilidad del cliente, ángulo del cuerpo y la cara al camarero. Los "clientes" eran en realidad grabaciones del comportamiento de los clientes, no participantes en tiempo real. Los investigadores recopilaron los datos durante una sesión de prueba con el robot James en un bar falso en Munich.