1. Descomposición:
* Actividad microbiana: Los microorganismos como las bacterias y los hongos descomponen la planta muerta y la materia animal (basura) en compuestos más simples. Este proceso libera dióxido de carbono (CO2) como un subproducto.
* Insectos y otros invertebrados: Estos organismos también se alimentan de materia orgánica muerta, descomponiéndola y liberando el CO2.
2. Combustión:
* incendios forestales: Los incendios forestales consumen materia orgánica muerta, liberando grandes cantidades de CO2 y otros gases de efecto invernadero a la atmósfera.
* incendios inducidos por humanos: Las actividades de tala y agricultura pueden conducir a incendios que liberan carbono del suelo del bosque.
3. Respiración:
* Plantas: Mientras que la fotosíntesis elimina el CO2 de la atmósfera, las plantas también se respiran, liberando parte del carbono que absorbieron a la atmósfera.
* Organismos del suelo: Los microbios e invertebrados que viven en el suelo también se respiran, contribuyendo a las emisiones de CO2.
4. Erosión y transporte:
* Weathering: La meteorización física y química puede descomponer la materia orgánica y liberar carbono en ríos y arroyos.
* Transporte de sedimentos: El carbono se puede transportar desde el suelo del bosque a otros ecosistemas (por ejemplo, océanos) a través de la erosión y la sedimentación.
5. Actividades antropogénicas:
* Cambio de uso de la tierra: La deforestación y la conversión de bosques a otros usos de la tierra (por ejemplo, agricultura) pueden liberar grandes cantidades de carbono del suelo del bosque.
* Extracción de combustible fósil: Si bien no está directamente relacionado con el suelo del bosque, la extracción de combustibles fósiles (carbón, petróleo, gas natural) que se formaron a partir de la antigua materia orgánica libera carbono de regreso a la atmósfera.
El equilibrio entre estos procesos determina el flujo de carbono neto desde el suelo del bosque hasta la atmósfera. Si bien la descomposición y la respiración son procesos continuos, factores como el fuego y las actividades humanas pueden alterar significativamente el equilibrio del carbono y conducir a un aumento de los niveles de CO2 atmosféricos.