* Destrucción del hábitat: Limpiamos bosques, drenamos humedales y construimos ciudades, destruyendo hábitats en los que dependen innumerables especies.
* Contaminación: Liberamos contaminantes en el aire, el agua y el suelo, envenenando ecosistemas y dañando a los organismos.
* Cambio climático: Nuestras emisiones de gases de efecto invernadero están alterando el clima, interrumpiendo los patrones naturales y causando cambios en los ecosistemas.
* Introducción de especies invasoras: Introducimos accidentalmente o intencionalmente especies a nuevas áreas, que pueden superar las especies nativas e interrumpir las redes alimentarias.
* sobreexplotación: Cosechamos recursos, como peces o árboles, más rápido de lo que pueden reponer, lo que lleva a la disminución de la población y el desequilibrio del ecosistema.
El equilibrio del ecosistema es delicado y se interrumpe fácilmente por las actividades humanas. Incluso pequeños cambios pueden tener efectos en cascada que se extienden a través de todo el sistema.
Es importante reconocer el impacto humano y esforzarse por las prácticas sostenibles que minimizan nuestra influencia negativa en los ecosistemas.