1. Curiosidad: Los científicos son impulsados por un profundo deseo de comprender el mundo que los rodea. Hacen preguntas, observan y buscan explicaciones para los fenómenos. Esta curiosidad es el motor que alimenta el descubrimiento científico.
2. ESCEPISTICO: Los científicos abordan nueva información con una buena dosis de escepticismo. Cuestionan suposiciones, buscan evidencia para apoyar las afirmaciones y están dispuestos a desafiar las teorías establecidas. Este escepticismo evita la aceptación de creencias infundadas y promueve el pensamiento crítico.
3. Abierto: Los científicos están abiertos a nuevas ideas y evidencia, incluso si contradice sus propias creencias. Están dispuestos a revisar sus hipótesis y teorías basadas en nuevos datos. Esta apertura permite el progreso científico y el refinamiento del conocimiento.
4. objetividad: Los científicos se esfuerzan por seguir siendo objetivos en sus observaciones e interpretaciones. Su objetivo es minimizar el sesgo y las opiniones personales, y se centran en los hechos y la evidencia. Esta objetividad asegura que los hallazgos científicos sean confiables y creíbles.
5. Colaboración: La ciencia es un esfuerzo colaborativo. Los científicos comparten sus hallazgos, critican el trabajo de los demás y se basan en la investigación del otro. Esta colaboración acelera el progreso científico y fomenta una cultura de respeto mutuo e intercambio intelectual.
Es importante tener en cuenta que estas no son reglas rígidas, sino más bien principios rectores que informan la práctica científica. Las actitudes y comportamientos específicos de los científicos individuales pueden variar, pero estos valores centrales son esenciales para el avance científico.