Los tallos se mueven hacia la luz (fototropismo):
1. Redistribución de auxinas: Los tallos contienen una hormona vegetal llamada auxina, que desempeña un papel crucial en el fototropismo. Cuando la luz incide en el tallo, hace que las auxinas se redistribuyan hacia el lado sombreado.
2. Crecimiento diferencial: La acumulación de auxinas en el lado sombreado estimula el alargamiento celular, haciendo que las células de ese lado crezcan más rápidamente que las células del lado iluminado. Este crecimiento diferencial da como resultado la curvatura del tallo hacia la fuente de luz.
Las raíces se mueven hacia el centro de gravedad (geotropismo):
1. Hormona del gravitropismo: Las raíces responden a la gravedad debido a la presencia de una hormona vegetal llamada gravitropina o estatolitos. Los estatocitos, células especializadas en la cofia de la raíz, contienen orgánulos llenos de almidón llamados amiloplastos que funcionan como sensores de gravedad.
2. Sedimentación de amiloplasto: Cuando la planta está en posición vertical, los amiloplastos se asientan debido a la gravedad. Su sedimentación es detectada por los estatocitos, que desencadenan una serie de respuestas fisiológicas.
3. Respuesta hormonal: El estímulo gravitacional conduce a la redistribución de auxinas, similar al fototropismo. Las auxinas se acumulan en la parte inferior de la raíz, lo que promueve el alargamiento celular en esa región y hace que la raíz crezca hacia abajo.
4. Función de tapa de raíz: La cofia de la raíz protege el meristemo de la raíz y juega un papel vital en el geotropismo. Garantiza que la punta de la raíz detecte continuamente la dirección de la gravedad y ajuste el crecimiento en consecuencia.
Estas respuestas tropicales son esenciales para la supervivencia y adaptación de las plantas. Los tallos que crecen hacia la luz aseguran una fotosíntesis eficiente, mientras que las raíces que crecen hacia el centro de la tierra permiten el anclaje, la absorción de agua y nutrientes del suelo.