El agua es la causa principal de la mayor parte de la erosión en la superficie de la Tierra. Puede causar erosión física a través de procesos como la abrasión, donde el agua erosiona y descompone las rocas y el suelo a medida que fluye sobre ellos. El agua también puede causar erosión química al reaccionar con minerales en las rocas y el suelo para formar nuevos compuestos, que pueden debilitar las rocas y hacerlas más susceptibles a una mayor erosión. Además, el agua puede crear entornos que faciliten la erosión biológica, como proporcionar hábitats para organismos que secretan ácidos que descomponen las rocas.