Los veranos en el bosque de coníferas tienden a ser cortos y duran de 1 a 2 meses. Estos bosques experimentan inviernos largos y fríos y veranos cortos y frescos. La temporada de crecimiento está limitada por las frías temperaturas y la disponibilidad de agua. Como resultado, los árboles y plantas de los bosques de coníferas se han adaptado a estas condiciones al tener hojas o agujas cerosas para reducir la pérdida de agua y almacenar energía en sus raíces.