En términos de poder destructivo bruto, A menudo se considera que el fuego es el elemento más fuerte, ya que puede propagarse rápidamente y consumir todo a su paso. Sin embargo, el agua también puede ser destructiva si provoca inundaciones, deslizamientos de tierra u otros desastres naturales. El aire puede ser destructivo cuando forma tornados o huracanes, y la tierra puede causar daños mediante terremotos y deslizamientos de tierra.
En términos de adaptabilidad y versatilidad, A menudo se considera que el aire es el elemento más fuerte, ya que puede adoptar muchas formas (por ejemplo, gas, líquido, plasma) y utilizarse para una amplia variedad de propósitos. Sin embargo, el agua también es adaptable y versátil, ya que puede encontrarse en muchas formas diferentes (por ejemplo, líquida, hielo, vapor) y puede usarse para diversos propósitos. La Tierra también es adaptable y versátil, ya que puede utilizarse para la construcción, la agricultura y otros fines. El fuego es el elemento menos adaptable y versátil, ya que sólo puede existir en unas pocas formas (por ejemplo, llama, plasma) y sus usos son limitados.
En términos de significado espiritual o místico, A menudo se considera que los diferentes elementos representan diferentes aspectos de la psique humana o de lo divino. Por ejemplo, el fuego suele asociarse con la pasión, la energía y la transformación, mientras que el agua se asocia con las emociones, la intuición y la curación. El aire se asocia a menudo con el intelecto, la comunicación y la libertad, mientras que la tierra se asocia con la estabilidad, la conexión a tierra y la practicidad.
En última instancia, la "resistencia" de un elemento es una cuestión de perspectiva y depende de los criterios específicos que se utilizan para medir la resistencia.