Sin embargo, un estudio realizado con chimpancés proporciona algunas ideas sobre los costos y beneficios potenciales de ser un idiota. El estudio, publicado en la revista "Current Biology", observó dos grupos de chimpancés que vivían en estado salvaje. Un grupo se caracterizaba por un alto nivel de conflicto social, mientras que el otro grupo era más pacífico.
En el grupo propenso al conflicto, los investigadores encontraron que los individuos que mostraban un comportamiento agresivo y dominante tenían mayores posibilidades de adquirir recursos y parejas. Estos individuos tenían más probabilidades de ganar disputas, intimidar a otros y afirmar su dominio. Sin embargo, también experimentaron niveles más altos de estrés y tenían más probabilidades de verse involucrados en peleas y lesiones.
Por otro lado, en el grupo pacífico, los individuos que mostraban comportamientos cooperativos y prosociales, como compartir, arreglarse y formar alianzas, tenían más probabilidades de tener relaciones exitosas y de tener una mejor salud y bienestar general. Experimentaron menos estrés, tenían vínculos sociales más fuertes y tenían más probabilidades de sobrevivir y reproducirse.
El estudio sugiere que, si bien ser un idiota puede proporcionar ciertas ventajas a corto plazo, como dominio y acceso a recursos, puede tener un costo para el bienestar y las relaciones sociales a largo plazo del individuo. Por lo tanto, no es necesariamente cierto que siempre vale la pena ser un idiota, ya que existen posibles inconvenientes y consecuencias a considerar.
Es importante señalar que el estudio se realizó con chimpancés y, si bien su comportamiento puede proporcionar información sobre la dinámica social humana, es posible que no sea directamente aplicable a la sociedad humana. El comportamiento humano está influenciado por una combinación compleja de factores biológicos, psicológicos y culturales, y los efectos del comportamiento idiota pueden variar mucho según el contexto y las circunstancias individuales.