En estas conferencias, los países negocian acuerdos y compromisos internacionales destinados a mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero, adaptarse a los efectos del cambio climático y brindar apoyo financiero a los países en desarrollo. El objetivo final es limitar el calentamiento global y prevenir consecuencias potencialmente devastadoras para el medio ambiente y la sociedad humana.
Uno de los resultados clave de dichas conferencias ha sido la adopción de acuerdos globales, como el Acuerdo de París de 2015. El Acuerdo de París fijó el objetivo de limitar el calentamiento global muy por debajo de los 2 grados Celsius, con esfuerzos para limitarlo a 1,5 grados Celsius. . Para lograrlo, los países se comprometieron a reducir sus emisiones y hacer la transición a fuentes de energía más sostenibles.
Sin embargo, la eficacia de estas cumbres a menudo depende de la voluntad y la cooperación de los países participantes. Si bien algunas naciones pueden estar comprometidas a tomar medidas climáticas audaces, otras pueden ser reacias a asumir compromisos sustanciales debido a diversas consideraciones políticas, económicas o relacionadas con los recursos.
Además, pueden surgir desafíos para alcanzar un consenso entre todas las naciones participantes. Las negociaciones pueden volverse complejas debido a las diferentes prioridades e intereses entre los países. Lograr acuerdos unánimes sobre objetivos ambiciosos puede ser particularmente difícil, especialmente cuando hay que hacer concesiones o las naciones sienten que sus intereses nacionales están en juego.
Los críticos también pueden argumentar que las promesas y compromisos hechos en tales conferencias no siempre se cumplen, lo que genera preocupaciones sobre la brecha en la implementación. El impacto real de estas cumbres depende de las acciones tomadas por cada país y de su cumplimiento de los compromisos acordados.
A pesar de estos desafíos, estas conferencias siguen siendo vitales para fomentar la cooperación internacional sobre el cambio climático. Proporcionan una plataforma para que las naciones entablen un diálogo, compartan mejores prácticas y se presionen unas a otras para tomar medidas climáticas significativas. La existencia continua y la relevancia de estas cumbres residen en su capacidad para movilizar esfuerzos colectivos y crear conciencia global sobre la urgencia de abordar el cambio climático.