Cuando un cuerpo celeste queda bloqueado con otro, siempre presenta el mismo lado del objeto de su órbita. La Luna exhibe este fenómeno con la Tierra. Desde la Tierra siempre vemos la misma cara de la Luna, por lo que la cara oculta de la Luna siguió siendo un completo misterio hasta que las naves espaciales pudieron alcanzarla.
Mercurio sufre una resonancia de órbita de espín más compleja de tres a dos, lo que significa que el planeta gira tres veces sobre su eje por cada dos órbitas del Sol, lo que lleva a un ciclo día-noche de casi 176 días terrestres.
Plutón y su gran luna, Caronte, giran de forma asincrónica porque ninguno de los dos es esférico, y ambos tienen formas alargadas que se tambalean en el espacio mientras orbitan, lo que lleva a una danza muy compleja.