- Aumento del estrés: El cambio climático puede provocar un aumento del estrés, tanto físico como emocional. Este estrés puede alterar el equilibrio hormonal necesario para la fertilidad, dificultando la concepción.
- Cambios en la temperatura corporal: El aumento de las temperaturas puede afectar la temperatura corporal, lo que puede alterar el ciclo menstrual y dificultar la ovulación de las mujeres.
- Cambios en la disponibilidad de alimentos: El cambio climático puede provocar cambios en la disponibilidad y calidad de los alimentos, lo que puede afectar la nutrición general. La mala nutrición puede afectar la fertilidad al alterar los niveles hormonales y provocar deficiencias en nutrientes esenciales.
- Mayor exposición a toxinas y contaminantes: El cambio climático puede provocar una mayor exposición a toxinas y contaminantes, lo que puede tener efectos negativos en la fertilidad. Por ejemplo, la exposición a ciertas sustancias químicas que se encuentran en pesticidas, herbicidas y la contaminación del aire puede alterar la función hormonal y reducir el recuento de espermatozoides.
- Cambios en los patrones de enfermedades infecciosas: El cambio climático también puede provocar cambios en los patrones de enfermedades infecciosas, que pueden afectar la fertilidad. Por ejemplo, se sabe que algunas infecciones de transmisión sexual (ITS) que pueden afectar la fertilidad, como la malaria, son transmitidas por mosquitos, que tienen más probabilidades de prosperar en climas más cálidos.
- Impactos en la salud mental: Los factores estresantes relacionados con el cambio climático, como los fenómenos meteorológicos extremos, la pérdida de medios de vida y los desplazamientos, también pueden afectar la salud mental y provocar ansiedad y depresión, que pueden afectar la fertilidad.