1. Restos de gato: Las excavaciones a lo largo de la Ruta de la Seda han descubierto restos de gatos en asentamientos y puestos comerciales. Un ejemplo notable es el sitio de Merv (actual Turkmenistán) del siglo VIII, donde se encontró un cementerio de gatos que contenía más de 60 entierros individuales. Estos entierros indican un nivel de cuidado y respeto por los animales de compañía entre las comunidades de la Ruta de la Seda.
2. Fotomurales: Se han descubierto pinturas y murales que representan gatos en lugares de la Ruta de la Seda. Se encuentran ejemplos particularmente famosos en las cuevas de Kizil de China, que fueron complejos de templos budistas activos durante los siglos III al VIII d.C. Los murales de estas cuevas muestran escenas de personas interactuando con gatos domésticos.
3. Registros escritos: Los textos históricos y los relatos de viajes de los viajeros de la Ruta de la Seda documentan casos de cuidado de gatos. El famoso viajero árabe Ibn Battuta, que recorrió la Ruta de la Seda en el siglo XIV, observó y registró la prevalencia de gatos domesticados en ciudades como Bukhara y Samarcanda.
4. Papel económico: Si bien los gatos inicialmente acompañaban a los comerciantes de caravanas como depredadores naturales para reducir las infestaciones de roedores, también ganaron un aprecio generalizado por su compañía. Los gatos persas con un distintivo pelaje largo y sedoso se convirtieron en artículos particularmente preciados que se comercializaban entre regiones, destacando el valor que la gente otorgaba a las razas de gatos raras.
5. Interacciones culturales: A medida que diferentes culturas interactuaron e intercambiaron ideas a lo largo de la Ruta de la Seda, también influyeron mutuamente en las prácticas. Esto se extendió al cuidado de los animales, incluida la cría de gatos. Las razas locales de regiones como Egipto y Persia se extendieron a lo largo de las rutas comerciales, y el mestizaje condujo a la diversificación de las poblaciones de gatos que se ven hoy en día.
En general, es evidente que los comerciantes y las comunidades de la Ruta de la Seda cuidaban mucho de sus compañeros felinos y los valoraban mucho, tanto en el plano práctico como emocional. Los gatos desempeñaron sus propios roles específicos dentro de la vida doméstica y agrícola humana, brindando compañía y control de plagas a lo largo de las diversas interacciones culturales fomentadas por la Ruta de la Seda.