1. Vientos en niveles superiores :Los vientos predominantes en las alturas durante la temporada de incendios forestales favorecieron el transporte de humo a larga distancia. Estos vientos arrastraron grandes columnas de humo hacia el este desde Australia a través del Océano Pacífico.
2. Patrones de circulación atmosférica :Los patrones de circulación atmosférica a gran escala, como las células de Hadley, facilitaron la dispersión global de las partículas de humo. El aire en los trópicos asciende y se mueve hacia los polos, mientras que el aire descendente en latitudes medias completa la circulación. Este patrón de flujo de aire global ayudó a distribuir el humo de los incendios forestales a varias partes del mundo.
3. Inyección estratosférica :Algunas partículas de humo se inyectan en la atmósfera superior (estratosfera) mediante convección y otros procesos atmosféricos. Esta inyección provocó la propagación del humo a grandes distancias, llegando incluso al hemisferio sur.
4. Suspensión en la Atmósfera :Las finas partículas de humo emitidas por los incendios tenían tamaños pequeños, lo que les permitía permanecer suspendidas en la atmósfera. Esto amplió la duración del transporte de humo y permitió sus viajes de larga distancia.
5. Sistemas de alta presión :Los sistemas persistentes de alta presión contribuyeron a atrapar el humo en altitudes más bajas, impidiendo su dispersión hacia arriba. Esto contribuyó a la acumulación y propagación del humo en las regiones afectadas.
El humo de los incendios forestales afectó la calidad del aire en varios países, incluidos Nueva Zelanda, Chile, Argentina y Sudáfrica, e incluso llegó hasta la costa occidental de América del Norte y partes de América del Sur. El humo provocó problemas respiratorios y de salud, redujo la visibilidad y afectó las condiciones climáticas en las regiones afectadas.
Para monitorear el movimiento del humo de los incendios forestales, agencias como la NASA, el Centro Europeo de Pronósticos Meteorológicos a Plazo Medio (ECMWF) y varios servicios meteorológicos nacionales utilizaron imágenes satelitales, modelos atmosféricos y pronósticos de dispersión. Esta información se difundió para sensibilizar a la población, emitir alertas sobre la calidad del aire y apoyar la toma de decisiones relacionadas con la gestión sanitaria y ambiental.