Hay varias formas de extraer oxígeno de nuestras vías fluviales. Una forma es a través de la contaminación térmica, que se produce cuando el agua caliente de las centrales eléctricas u otras instalaciones industriales se vierte en cuerpos de agua naturales. Esta agua tibia puede contener menos oxígeno que el agua fría, por lo que puede hacer que la concentración de oxígeno en el agua disminuya.
Otra forma en que se puede extraer oxígeno de nuestras vías fluviales es mediante la eutrofización, que ocurre cuando hay un exceso de nutrientes en el agua. Estos nutrientes pueden provenir de fertilizantes, aguas residuales y escorrentías de granjas de animales. Cuando hay demasiados nutrientes en el agua, puede provocar una proliferación de algas. Estas algas pueden impedir que la luz solar llegue a las plantas submarinas, lo que puede provocar una disminución de la concentración de oxígeno en el agua.
Por último, el oxígeno también puede ser absorbido de nuestras vías fluviales mediante la descomposición de materia orgánica. Cuando la materia orgánica, como las hojas y los peces muertos, se descompone, consume el oxígeno del agua. Si hay demasiada materia orgánica en el agua, puede provocar que baje la concentración de oxígeno.
La disminución de la concentración de oxígeno en nuestras vías fluviales puede tener una serie de consecuencias negativas para la vida acuática. Los peces y otros animales acuáticos necesitan oxígeno para respirar, por lo que cuando la concentración de oxígeno en el agua disminuye, pueden estresarse, enfermarse o incluso morir. La disminución de la concentración de oxígeno también puede provocar una disminución de la diversidad de la vida acuática, ya que algunas especies son más tolerantes a los niveles bajos de oxígeno que otras.
Además de las consecuencias negativas para la vida acuática, la disminución de la concentración de oxígeno en nuestras vías fluviales también puede tener consecuencias negativas para la salud humana. Cuando la concentración de oxígeno en el agua potable disminuye, el agua puede volverse insegura para beber. La disminución de la concentración de oxígeno también puede provocar el crecimiento de bacterias dañinas en el agua, que pueden provocar enfermedades en los seres humanos.
Es importante tomar medidas para proteger nuestras vías fluviales de la disminución de la concentración de oxígeno. Esto se puede lograr reduciendo la contaminación térmica, la eutrofización y la descomposición de la materia orgánica. También podemos plantar árboles y otra vegetación a lo largo de las orillas de nuestros cursos de agua para ayudar a dar sombra al agua y mantenerla fresca. Al tomar estas medidas, podemos ayudar a proteger la salud de nuestras vías fluviales y la vida acuática que depende de ellas.