El concepto de FMT se remonta a varios siglos atrás. En el siglo IV a. C., los textos médicos chinos mencionaban el uso de heces humanas para tratar la diarrea. En el siglo XVI, un médico chino llamado Li Shizhen escribió sobre el uso de heces humanas para tratar diversas enfermedades, incluido el cólera.
En los tiempos modernos, el FMT ganó un renovado interés a finales del siglo XX, cuando se utilizó con éxito para tratar la infección por Clostridium difficile (C. diff), una forma grave de diarrea causada por un crecimiento excesivo de bacterias dañinas en los intestinos. Desde entonces, la investigación sobre el FMT se ha ampliado y se ha estudiado su potencial en el tratamiento de diversas afecciones relacionadas con la salud intestinal, incluida la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), la enfermedad de Crohn y trastornos metabólicos como la obesidad y la diabetes tipo 2.
El TMF implica un proceso de selección de un donante adecuado, recolección de su materia fecal y luego transferencia de ella al intestino del receptor. Esto se puede hacer mediante varios métodos, incluida la colonoscopia, el enema o las cápsulas orales. La materia fecal del donante contiene una comunidad diversa de billones de microorganismos, incluidas bacterias, virus y hongos, que se introducen en el tracto gastrointestinal del receptor.
El FMT se considera un tratamiento experimental y su uso generalmente se recomienda cuando las terapias convencionales han fallado o en casos graves donde existe una necesidad imperiosa. El éxito del FMT depende de varios factores, incluida la afección subyacente, la composición del microbioma del donante y la respuesta inmunitaria del receptor.
Si bien el FMT se ha mostrado prometedor en el tratamiento de ciertos trastornos relacionados con el intestino, no está exento de riesgos. Las posibles complicaciones pueden incluir la transmisión de enfermedades infecciosas del donante, reacciones adversas al procedimiento o molestias relacionadas con la transferencia de materia fecal.
El FMT es un campo de investigación emergente con estudios en curso que investigan su eficacia, seguridad y posibles efectos a largo plazo. Requiere una selección cuidadosa de los pacientes, una selección meticulosa de los donantes y protocolos estrictos para minimizar los riesgos. A medida que continúa la investigación, el FMT puede evolucionar como una opción terapéutica valiosa para las personas que luchan con afecciones específicas relacionadas con el intestino.