La mayor disponibilidad de nutrientes, principalmente provenientes de actividades agrícolas como la fertilización, los desechos del ganado y la deposición atmosférica, altera la dinámica competitiva entre las especies de plantas. Los pastos, que normalmente se adaptan mejor a condiciones ricas en nutrientes, se benefician del suministro mejorado de nutrientes y obtienen una ventaja competitiva. Como resultado, ciertas especies de pastos, como el raigrás perenne (Lolium perenne) y la festuca alta (Festuca arundinacea), se vuelven dominantes y forman monocultivos o casi monocultivos.
Este predominio de unas pocas especies de pastos tiene varias implicaciones para los ecosistemas de pastizales:
Reducción de la biodiversidad:a medida que las especies dominantes superan a otras especies de plantas, la diversidad general de especies de plantas en los pastizales disminuye. Esta pérdida de biodiversidad afecta la resiliencia y la estabilidad de los ecosistemas. Menos especies significan menos roles funcionales, lo que puede alterar procesos ecológicos como el ciclo de nutrientes, la polinización y la dispersión de semillas.
Cambios en los servicios ecosistémicos:los pastizales brindan una variedad de servicios ecosistémicos, incluida la producción de forraje, la filtración de agua, el secuestro de carbono y oportunidades recreativas. La homogeneización de los pastizales puede alterar estos servicios. Por ejemplo, una disminución en la diversidad vegetal puede reducir la calidad y cantidad del forraje para los animales de pastoreo, afectando la producción ganadera.
Mayor susceptibilidad al estrés ambiental:los monocultivos son más vulnerables a las perturbaciones ambientales, como sequías, plagas y enfermedades. Cuando pastizales enteros están dominados por una sola especie, se vuelven menos resistentes y más susceptibles a perturbaciones a gran escala que podrían acabar con una parte importante de la comunidad vegetal.
Invasión de especies no nativas:el enriquecimiento de nutrientes también puede favorecer el establecimiento y propagación de especies de plantas no nativas. Estas especies invasoras pueden reducir aún más la diversidad de plantas nativas y alterar la dinámica del ecosistema.
Para mitigar los efectos del enriquecimiento de nutrientes y mantener pastizales saludables, es esencial implementar prácticas de gestión sostenible de la tierra. Estas pueden incluir reducir el uso de fertilizantes, adoptar técnicas de agricultura de precisión, gestionar el pastoreo del ganado y restaurar pastizales degradados. Al gestionar los aportes de nutrientes y promover la diversidad de las plantas, podemos garantizar la salud y la funcionalidad a largo plazo de estos ecosistemas vitales.