1. Fuertes lluvias o inundaciones:
- Si ha habido lluvias excesivas o inundaciones en el campo, puede resultar en pérdida de nitrógeno por lixiviación o desnitrificación. En tales casos, es posible que se requiera nitrógeno adicional para compensar la pérdida de nutrientes.
2. Condiciones secas:
- Las condiciones climáticas secas pueden ralentizar la liberación de nitrógeno de la materia orgánica e impedir el desarrollo de las raíces. La aplicación de fertilizantes nitrogenados en condiciones secas puede ayudar a garantizar que el cultivo tenga acceso a los nutrientes que necesita para su crecimiento inicial.
3. Temperaturas frescas:
- El clima fresco de primavera puede ralentizar la actividad microbiana en el suelo, lo que afecta la descomposición de la materia orgánica y la liberación de nitrógeno. La aplicación de fertilizantes nitrogenados en condiciones frescas puede ayudar a complementar la lenta liberación de nitrógeno del suelo.
4. Temperaturas cálidas:
- El clima cálido primaveral puede acelerar la actividad microbiana y la liberación de nitrógeno de la materia orgánica. En tales condiciones, puede ser necesario dividir la aplicación de nitrógeno para evitar un crecimiento excesivo y un posible acame.
5. Heladas tardías de primavera:
- Las heladas tardías de primavera pueden dañar las plantas jóvenes y reducir su absorción de nitrógeno. Si existe riesgo de heladas, aplicar fertilizante nitrogenado una vez pasadas las heladas puede ayudar a minimizar el impacto en el crecimiento de las plantas.
Es importante tener en cuenta que el clima previo a la siembra es solo un factor a considerar al determinar las tasas de aplicación de nitrógeno. También se deben tener en cuenta las pruebas del suelo, el historial del cultivo y los requisitos específicos del cultivo. Los agricultores y agrónomos suelen utilizar una combinación de muestreo de suelo, análisis de tejidos y observaciones de campo para tomar decisiones informadas sobre la fertilización con nitrógeno.