1. Asociaciones de micorrizas mejoradas: En condiciones de estrés, las plantas tienden a formar relaciones más fuertes con los hongos micorrízicos. Estos hongos simbióticos amplían la red de raíces de la planta, mejorando el acceso de la planta al agua y a los nutrientes del suelo. A cambio, la planta proporciona al hongo carbohidratos esenciales y otros nutrientes. Esta asociación mutualista beneficia tanto a la planta como al hongo, permitiéndoles prosperar incluso en ambientes hostiles.
2. Intercambio y transferencia de nutrientes: Las plantas pueden desarrollar conexiones con plantas vecinas, como redes de micorrizas comunes (CMN), que les permiten intercambiar nutrientes y agua. En tiempos de estrés, las plantas que cuentan con mejores recursos pueden compartir sus recursos a través de estas redes, apoyando la supervivencia de sus vecinos menos afortunados. Este comportamiento altruista asegura la supervivencia y estabilidad general de la comunidad.
3. Señalización aleloquímica: Las plantas liberan señales químicas conocidas como aleloquímicos en su entorno, que pueden influir en el comportamiento y el crecimiento de las plantas vecinas. Bajo estrés, las plantas pueden liberar aleloquímicos específicos que desencadenan mecanismos de defensa o estimulan la promoción del crecimiento en las plantas cercanas. Estas señales químicas inician interacciones positivas y permiten a las plantas coordinar sus respuestas al estrés.
4. Modificaciones de los rasgos de la raíz: El estrés puede inducir cambios en la arquitectura radicular y la morfología de las plantas. Pueden producir sistemas de raíces más extensos y profundos para mejorar la absorción de agua y nutrientes, reduciendo la competencia con las plantas vecinas. Este ajuste ayuda a las plantas a coexistir pacíficamente y reduce el riesgo de agotamiento de los recursos.
5. Competencia reducida: En tiempos de estrés, las plantas pueden exhibir comportamientos competitivos reducidos. Podrían asignar menos recursos al crecimiento y la reproducción y, en cambio, dirigir la energía a la tolerancia y la supervivencia. Este cambio en la asignación de recursos mitiga la competencia y promueve la coexistencia pacífica dentro de la comunidad vegetal.
El desarrollo de relaciones cooperativas entre plantas durante tiempos estresantes resalta su notable adaptabilidad y resiliencia. Al pasar de competidores a buenos vecinos, las plantas apoyan la supervivencia de las demás y mantienen la estabilidad y resiliencia de todo el ecosistema. Comprender estos mecanismos puede proporcionar información valiosa para desarrollar prácticas agrícolas sostenibles y estrategias de restauración ecológica frente a los desafíos ambientales.