El informe de 2022 "El estado de los manglares en el mundo" estima que desde 1996 se han perdido 5.245 kilómetros cuadrados de manglares debido a actividades humanas como la agricultura, la tala, el desarrollo turístico, la acuicultura costera y el cambio climático, y que sólo 147.000 km 2 permanecer. Es un hecho bien conocido que los bosques de manglares se encuentran entre los ecosistemas marinos más productivos del mundo, ubicados al comienzo de la red alimentaria marina (la productividad de la biomasa de las plantas se llama productividad primaria). Sirven como vivero natural para los peces y también brindan protección contra la erosión costera.
Una de las principales causas de la disminución de los bosques de manglares es la tala ilegal para la producción de madera y carbón, que ha provocado la desaparición de miles de kilómetros cuadrados de manglares. Este proceso no sólo debe detenerse, sino también revertirse, y es urgente. Todos los bosques de manglares deben conservarse y restaurarse si queremos alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, en particular el ODS 14, vida submarina; ODS 15, vida de ecosistemas terrestres; y el ODS 7, energía asequible y limpia, en el contexto de la aceleración del cambio climático.
Al mismo tiempo, la madera ofrece una alternativa renovable a los combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas, que son los principales impulsores del cambio climático. La madera también es una materia prima segura, ya que es totalmente reciclable. Entonces, ¿cómo podemos equilibrar estas dos necesidades urgentes?
Una idea que se está probando es la viabilidad de que los bosques floten en el océano.
En el entorno natural, los manglares están restringidos a zonas intermareales tropicales y algunas subtropicales, con una exposición mínima a las olas:durante la marea baja, están expuestos al oxígeno y, durante la marea alta, obtienen humedad del mar. No crecen en tierra firme, ni en zonas que estén permanentemente cubiertas por agua del océano. Estas restricciones dejan sólo un estrecho nicho ecológico donde pueden prosperar.
Pero ¿y si los manglares pudieran flotar? De ser así, el estrecho rango que ahora es adecuado para ellos podría ampliarse significativamente para incluir vastas extensiones de superficie oceánica.
Si fuera posible que los manglares crecieran en los océanos, flotando en la superficie, entonces, en teoría, podrían secuestrar grandes cantidades de carbono y al mismo tiempo ayudar a reconstruir los alimentos, la pesca y restaurar los ecosistemas naturales de carbono azul. En comparación con los bosques terrestres, podrían tener capacidades grandes y duraderas de secuestro de carbono.
En un entorno natural, algunas especies de manglares requieren una exposición regular tanto al agua dulce como al agua salada. Sin embargo, especies como Avicennia marina y Rhizophora mucronata pueden tolerar agua de mar en toda su potencia durante todo su ciclo de vida. En un estudio de 2014, "Manglares flotantes:¿La solución para reducir los niveles de carbono atmosférico y la contaminación marina terrestre?", proporcionamos evidencia de que podrían cultivarse en la superficie del océano, sin necesidad de riego con agua dulce, bombeo o drenaje, todo lo cual consumiría energía.
Se han probado manglares flotantes en un sitio experimental con el fin de reverdecer un embarcadero flotante. Para comprender mejor su desarrollo a mayor escala, necesitamos saber más sobre los requisitos de energía, amarre y transporte, la viabilidad financiera y el costo de mantenimiento. Otras cuestiones importantes incluyen el diseño de las estructuras sobre las que crecerían los bosques de manglares y los materiales utilizados; los desechos plásticos reciclados del océano son una opción.
Se espera que los datos sean proporcionados por la Universidad de Nueva Gales del Sur, en un próximo estudio que se llevará a cabo en el Océano Pacífico.
Las plantaciones de manglares flotantes no reemplazarían a los bosques costeros, pero servirían para reducir la presión de los recursos sobre ellos. Una gestión costera que integre plantaciones flotantes con manglares costeros fortalecería los servicios ecosistémicos. Además, el diseño y la ubicación de los "pontones" (los contenedores en los que crecen y flotan los manglares) ofrecerían una atenuación adicional de las olas y una medida de protección costera.
Los árboles derivados del agua de mar podrían funcionar como una fuente de energía nueva y limpia, mejorar los servicios ecosistémicos y los medios de vida de las comunidades costeras como suministro de energía descentralizado, así como para el secuestro de carbono atmosférico. Además del estudio de 2014, Ashley (2019) y Kiran (2022) llevaron a cabo investigaciones adicionales.
Es necesario el desarrollo de un prototipo y pruebas adicionales, junto con algo de investigación básica, para desarrollar esta tecnología prometedora para obtener datos y conocimientos con base científica antes de seguir desarrollándola para una aplicabilidad más amplia y posiblemente rentable, que pueda ser útil para la producción de biocombustible.
Están en curso debates sobre la necesidad de realizar investigaciones científicas entre la UNESCO, la UNSW en Sydney, el AIT en Bangkok y el Centro Leibniz de Investigaciones Marinas Tropicales (ZMT) en Bremen, para demostrar que este nuevo sistema para la producción de árboles a base de agua de mar, puede funcionar como una fuente de energía nueva y limpia, mejorar los servicios ecosistémicos y los medios de vida de las comunidades costeras, así como para el secuestro de carbono atmosférico.
Una pregunta clave para la realización del concepto de manglares flotantes es ¿cuánta biomasa podría producirse y utilizarse en forma de dendroenergía? Las necesidades globales están creciendo, como lo destacó una presentación realizada en enero de 2023 en el Foro sobre Carbono Azul en Yokohama, Japón. En 2021, el mercado mundial de astillas de madera ascendió a 8.800 millones de dólares y se espera que crezca hasta 13.100 millones de dólares en 2027. Durante el mismo período, el mercado mundial de carbón vegetal crecerá de 5.000 millones de dólares a alrededor de 7.000 millones de dólares en 2027.
También es esencial saber cuánto carbono podría secuestrarse. Otras cuestiones importantes son los costes de inversión, el diseño, los materiales, la protección contra las olas y el viento de alta energía, así como la posible rentabilidad. Hay pruebas sólidas de que este sistema innovador funcionaría; sin embargo, se merece un mayor desarrollo para encontrar respuestas sólidas a estas y otras preguntas.
Proporcionado por The Conversation
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