Los biomas de agua dulce constituyen solo el uno por ciento de la superficie de la Tierra, pero proporcionan un hogar para un número desproporcionado de las especies del mundo. Sin embargo, el ecosistema de un lago o río de agua dulce puede ser extremadamente frágil, y las actividades humanas pueden ser perjudiciales para su salud de varias maneras: como desarrollar estructuras, desviar su flujo, contaminarlas y drenarlas de recursos. En muchos sentidos, los humanos dependen de los ecosistemas de agua dulce para sobrevivir, pero su impacto en estos cursos de agua puede ser devastador.
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Desvío, uso excesivo, y la contaminación contribuyen a la forma en que los humanos dañan los sistemas de agua dulce.
Alteración de hábitat a través de la industria
Los humanos pueden alterar o incluso destruir ecosistemas de agua dulce mediante la construcción de represas hidroeléctricas o proyectos de irrigación. Las presas crean depósitos de agua al tiempo que limitan artificialmente el flujo de agua aguas abajo del proyecto, lo que puede cambiar significativamente el ecosistema en ambos lados de la construcción. De manera similar, el desvío de agua para riego también puede reducir el agua disponible para la vida silvestre de la región y puede alterar el flujo natural de agua a través del acuífero. Con el tiempo, estos cambios pueden llevar a la formación de nuevos ecosistemas en las áreas afectadas, pero las fuertes interrupciones del equilibrio natural provocan efectos secundarios graves.
Uso excesivo de agua
Los humanos pueden tener un gran impacto en sistemas de agua dulce a través del uso excesivo de agua. Las mismas vías fluviales que sustentan la vida silvestre y las plantas también proporcionan agua municipal a las ciudades y pueblos, y cuando el consumo supera la regeneración natural de estas vías fluviales, puede afectar negativamente al ecosistema. La reducción de la cantidad de agua en los lagos y otros embalses ejerce presión sobre las poblaciones acuáticas, reduciendo la cantidad de espacio disponible y, en algunos casos, seca los arroyos y estanques por completo.
Contaminación química y contaminación
Los ecosistemas de agua dulce cerca de pueblos y ciudades también enfrentan amenazas de escorrentía y contaminación. Los vertidos industriales, la contaminación por partículas de los motores de combustión y los fertilizantes y pesticidas agrícolas, en muchos casos terminan en ríos y arroyos, ya sea que caen allí directamente o son arrastrados a las vías fluviales por la lluvia. Los contaminantes particularmente tóxicos pueden destruir por completo un ecosistema, pero incluso pequeñas cantidades de compuestos menos letales pueden tener un efecto sobre la vida silvestre. Algunas de estas sustancias tóxicas pueden incluso causar mutaciones genéticas, alterando el ciclo de vida de peces, anfibios y otros animales salvajes y causando defectos de nacimiento que pueden destruir una población a lo largo del tiempo.
Inundaciones de aguas residuales y otros contratiempos
Si bien las plantas de alcantarillado municipales y las operaciones ganaderas liberan solo agua tratada al medio ambiente en circunstancias normales, las fallas del sistema y las inundaciones pueden desencadenar una liberación de aguas residuales no tratadas al ciclo del agua. Dependiendo de la toxicidad particular del derrame, puede matar grandes cantidades de vida silvestre, o solo puede alterar el balance de nutrientes en el agua. Este desequilibrio puede desencadenar la proliferación de algas, que puede ahogar un ecosistema de agua dulce al absorber todo el oxígeno disponible o incluso estimular el desarrollo de organismos tóxicos, incluidos ciertos tipos de cianobacterias, que pueden ser mortales para la vida silvestre e incluso afectar a los humanos.