Los cambios en el clima en todo el planeta han creado cambios en nuestros entornos, uno de los cuales es un aumento en la cantidad de tierra árida que cubre la superficie de la Tierra. Como los seres humanos tienen cada vez más posibilidades de encontrarse en lugares desérticos, donde cada año caen menos de 50 centímetros de lluvia, es más importante comprender los desafíos a la estabilidad ecológica que enfrenta un ambiente desértico, muchos de los cuales se ven exacerbados por la actividad humana. >
Escasez de agua
Aunque los desiertos existen en ambientes cálidos o fríos, todos se caracterizan por la pequeña cantidad de precipitación que reciben anualmente. Debido a que los árboles y las gramíneas con raíces que pueden atrapar cualquier precipitación generalmente no están diseminadas por los desiertos, la tierra del desierto retiene poca agua, lo que hace que el agua escasee. Los seres humanos que vienen a vivir en los desiertos utilizan este recurso y también alteran la cobertura del suelo mediante la eliminación de las plantas mientras desarrollan ciudades y pueblos. Esta pérdida de vida vegetal puede dejar aún menos agua en el suelo y provocar la erosión del suelo, creando más obstáculos para que las plantas arraiguen.
Disminución de la calidad del suelo
Sin embargo, la escasez de agua no es la única factor que puede resultar en la degradación del suelo. La deforestación, el cultivo excesivo de cosechas y, en el caso del desierto de Gobi en China, el pastoreo excesivo del ganado han llevado a la desertificación de tierras o reducido la calidad del suelo existente despojando al suelo de las fuentes de nutrientes que sustentan la vida. Sin embargo, se ha demostrado que las prácticas responsables de riego y cultivo mejoran el contenido de nutrientes (y la retención de agua) en el suelo del desierto.
Mala calidad del aire
Una tormenta de viento puede arrastrar tierra arenosa al aire, otra forma de despojar a un lugar desértico de los nutrientes vitales del suelo. Además de afectar la calidad del suelo, las tormentas de polvo pueden dificultar la respiración e incluso oscurecer la luz solar necesaria para que prospere la vida vegetal. En ciudades como Tucson, Arizona, el desarrollo urbano desenterró esporas de hongos que infestan el tejido pulmonar y causan una afección conocida como "fiebre del valle", degradando la salud de la población al tiempo que devuelve especies dormidas al medio ambiente.
Invasivo Especies
Los cambios en los hábitats desérticos pueden dificultar la supervivencia de las especies nativas. Además, las especies establecidas pueden enfrentar amenazas de organismos recién llegados al desierto que se adaptan mejor al clima y el medioambiente. Estas especies pueden migrar al desierto de forma natural, o pueden ser traídas sin querer, por humanos que viajan allí. De cualquier manera, pueden competir con las especies establecidas por los recursos, lo que representa otra amenaza para el delicado equilibrio de la ecología del desierto.