Un ecosistema biológicamente vibrante demuestra elegantemente cómo un grupo de organismos se puede adaptar a su entorno ambiental. Ningún lugar en la Tierra proporciona un ambiente perfecto libre de tensiones ambientales y limitaciones de recursos; por lo tanto, la investigación ecológica busca comprender las formas en que los organismos vivos perduran y prosperan en medio de las características no vivas, deseables e indeseables, de su ecosistema particular. Dos ejemplos familiares de componentes ecológicos no vivos son los patrones de precipitación en las Grandes Llanuras americanas y la composición química de un estanque común.
Adaptarse al medio ambiente
Los aspectos de un ecosistema se pueden agrupar en dos amplias categorías: componentes bióticos y componentes abióticos. Los componentes bióticos incluyen todos los organismos vivos, y se clasifican según su función: productores, como plantas y bacterias fotosintéticas; consumidores, como herbívoros y carnívoros; y descomponedores, como bacterias y hongos. Los componentes abióticos, también conocidos como factores abióticos, incluyen las diversas características no vivas que influyen en la vida de los componentes bióticos, por ejemplo, lo que comen, dónde encuentran agua y cómo sobreviven las inclemencias del tiempo.
Abiótico Descripción general de
Los componentes abióticos cubren una amplia gama de condiciones físicas, químicas y climáticas. Los componentes abióticos dominantes en muchos ecosistemas son los patrones climáticos o están influenciados por los patrones climáticos: los organismos en entornos naturales deben tolerar el clima todos los días del año; la mayoría tiene poca capacidad para crear microclimas favorables para sí mismos. Los ejemplos incluyen temperaturas ambiente, variaciones estacionales, precipitación, luz solar, viento y humedad relativa. Las características del suelo, como la textura, el contenido de materia orgánica y la composición mineral, también son factores abióticos críticos en muchos ecosistemas terrestres. Los factores abióticos, como la composición química y el contenido de nutrientes del agua, juegan un papel similar en los ecosistemas acuáticos.
La influencia de las precipitaciones bajas
Los patrones de precipitación de las llanuras americanas fueron componentes abióticos importantes del ecosistemas de pradera nativa en esas regiones. Las Grandes Llanuras, que consisten en áreas tales como el oeste de Kansas y la mayor parte de Nebraksa, tienen una precipitación promedio bastante baja, a menudo menos de 16 pulgadas en un año. Esta baja precipitación, junto con otras características abióticas, como el suelo extraordinariamente rico y los inviernos ventosos, condujo a interesantes características bióticas. Por ejemplo, los árboles tuvieron dificultades para establecerse naturalmente durante los veranos con largos períodos de sequía. En consecuencia, los árboles crecieron principalmente cerca de cuerpos de agua, y el resto de la tierra se convirtió en una vasta extensión de pastos perennes tolerantes a la sequía.
El agua y sus nutrientes
Los productos químicos presentes en un cuerpo de agua influyen directamente sobre qué organismos acuáticos serán más numerosos. Por ejemplo, el nitrógeno es un nutriente mineral esencial para las plantas acuáticas y un componente de la proteína que necesitan los consumidores, como los peces. Las cianobacterias a menudo prosperan en estanques con deficiencia de nitrógeno porque pueden absorber nitrógeno del suministro virtualmente ilimitado en la atmósfera. El fósforo también es un nutriente crucial, y los niveles naturalmente bajos de fósforo en muchos cuerpos de agua ayudan a limitar el crecimiento de algas. Cuando las lluvias intensas provocan la escorrentía rica en fósforo en un estanque, las algas pueden florecer a expensas de otras plantas acuáticas.