La revolución industrial comenzó en el Reino Unido, pero pronto se extendió a Europa continental. Los últimos años de la década de 1700 y 1800 alteraron significativamente la vida europea, cambiando para siempre la sociedad predominantemente rural del continente. La revolución se extendió por Europa de diferentes maneras, afectada por las industrias y la base de recursos existentes de cada país. Francia, por ejemplo, compitió con el Reino Unido en la industria textil, pero su falta de carbón y hierro retrasó el desarrollo de la industria pesada, mientras que la división de Alemania en numerosos estados pequeños significó que la revolución llegó aquí más tarde.
Innovación tecnológica
La invención y la innovación fueron elementos clave de la revolución industrial. La tecnología preexistente se desarrolló en nuevos inventos rentables. Por ejemplo, la máquina de vapor, desarrollada en los años 1760 y 1770 por James Watts, significaba que la energía podía crearse en cualquier lugar y la industria ahora podía elegir su ubicación con mucha más libertad. En la industria textil, el poder se cierne como los desarrollados por Edmund Cartwright en 1785 que eran mucho más eficientes que los telares manuales que se usaban anteriormente. Algunos procesos industriales también se hicieron más eficientes a través de la innovación; en la industria del metal, una máquina conocida como el convertidor Bessemer aumentó la eficiencia de la producción de acero desde 1856 en adelante.
Nuevas industrias
Junto a la innovación en industrias existentes como los textiles, surgieron industrias completamente nuevas durante el Revolución industrial. El primer ferrocarril de vapor del mundo se abrió en Inglaterra en 1825, y el modo de transporte se expandió rápidamente por Europa. En 1850, Europa continental poseía 8,000 millas de vía férrea, pero en 1900 Alemania solo tenía 26,000 millas, reduciendo los tiempos de transporte. Los motores de vapor también revolucionaron el transporte marítimo, inicialmente en canales y ríos, pero más tarde a través de barcos oceánicos impulsados por vapor. La comunicación también se aceleró; desde 1837, por ejemplo, los "cables de luz" de Samuel Morse y el código Morse permitieron que los mensajes pasaran rápidamente a través de largas distancias.
Explotación de Recursos
La Revolución Industrial estimuló la explotación de los recursos naturales de Europa. Las nuevas industrias no podían funcionar sin productos básicos como el carbón y los minerales metálicos, lo que significaba que las minas se establecían y extendían allí donde existían estos recursos naturales. Los yacimientos de carbón de Gales del Sur, por ejemplo, aumentaron la producción de 4,5 millones de toneladas en 1840 a 8,8 millones de toneladas en 1854, a 16,5 millones de toneladas en 1874. Algunos terratenientes se hicieron muy ricos explotando los recursos bajo sus tierras, pero para los que trabajaban en las minas, las condiciones eran muy difíciles y la esperanza de vida baja.
Movimiento de población
Los años de la Revolución industrial alteraron fundamentalmente la geografía de la población de Europa. La revolución inspiró a las personas a migrar del campo europeo a los centros urbanos donde se creaban empleos en grandes cantidades. En 1800, solo 23 ciudades europeas tenían más de 100.000 habitantes, pero en 1900 había aumentado a 135. La migración ayudó a las ciudades a crecer, pero también cambió radicalmente el perfil de su población. La ciudad alemana de Duisberg se situó en el valle del Ruhr cada vez más industrializado y se expandió desde su población de 1853 de 10,000 a 150,000 en 1914. Las nuevas industrias pesadas de la ciudad atrajeron comunidades de inmigrantes holandeses e italianos visibles, junto con polacos, prusianos orientales y personas de áreas rurales cercanas . Como resultado, Duisberg experimentó un cambio dramático en su denominación religiosa, cambiando del 75 por ciento protestante en la década de 1820 al 55 por ciento católica en 1900.