Las plantas convierten la energía del sol en sus hojas, raíces, tallos, flores y frutos mediante la fotosíntesis. Los organismos comen las plantas y, a través del proceso de la respiración, usan la energía almacenada para llevar a cabo sus actividades cotidianas. Además, parte de la energía se pierde en forma de calor. En total, el organismo usa aproximadamente el 90 por ciento de la energía de la planta almacenada. Después de varios pasos en la cadena alimenticia, no queda energía para reciclar.
Fotosíntesis
Las plantas convierten la luz solar en energía almacenada a través de la fotosíntesis. Combinan la luz solar con dióxido de carbono y agua para producir glucosa y oxígeno. La planta libera el oxígeno a la atmósfera, mientras que la glucosa se almacena en el tejido de la planta. Los enlaces moleculares formados entre los átomos de carbono en la glucosa almacenan la energía.
Respiración
Los organismos comen las plantas. Sus cuerpos rompen los enlaces de carbono en la glucosa para producir energía. Los animales combinan oxígeno con glucosa para formar dióxido de carbono, agua y energía. La energía se usa para las actividades diarias, y parte de la energía se pierde en la atmósfera en forma de calor.
Energía en los ecosistemas
La transferencia de energía en el ecosistema es compleja. Las plantas producen la energía, los herbívoros comen las plantas y los carnívoros comen a los herbívoros. Eventualmente, un animal muere, y los microbios devuelven su materia física al suelo y la atmósfera para que las plantas vuelvan a usar. Sin embargo, en este punto, el material físico puede haber pasado a través de varios organismos, posiblemente hasta nueve o más. Toda la energía de la planta original se ha utilizado o convertido en calor, y no queda nada para reciclar.