1. Erosión: Durante millones de años, las montañas más antiguas están sujetas a meteorización y erosión por viento, lluvia, hielo y otras fuerzas naturales. Esto se desgasta gradualmente por los picos y pendientes, reduciendo su altura total.
2. Ajuste isostático: A medida que las montañas se erosionan, la corteza subyacente se vuelve menos densa y más ligera. Esto hace que aumente la corteza, un proceso llamado rebote isostático. Sin embargo, este rebote no siempre es suficiente para compensar la erosión, lo que lleva a una disminución neta en la altura.
3. Gravedad: El inmenso peso de las montañas ejerce presión sobre la corteza subyacente. Esta presión hace que las rocas fluyan y se deforman, lo que eventualmente conduce a una reducción gradual de altura.
4. Actividad geológica: Las montañas jóvenes se forman típicamente por la actividad tectónica reciente, que implica la colisión de placas tectónicas. Este proceso genera una elevación significativa y crea altas montañas. Las montañas más antiguas, por otro lado, a menudo se encuentran en áreas donde la actividad tectónica ha disminuido o cambiado, lo que resulta en menos elevación.
5. Tiempo: Cuanto más larga exista una cordillera, más tiempo tendrá que sufrir erosión y otros procesos que reducen su altura. Las montañas más jóvenes han tenido menos tiempo para ser desgastados.
Ejemplo:
* El Himalaya, una jóvenes cañas de montaña formada por la colisión de las placas indias y eurasiáticas, son las montañas más altas del mundo.
* Las montañas de los Apalaches, una cadena montañosa más antigua formaron cientos de millones de años, son significativamente más bajos en la elevación debido a la erosión prolongada e inactividad tectónica.
En resumen, la combinación de erosión, ajuste isostático, gravedad, actividad geológica y tiempo ha llevado a la diferencia de altura entre las montañas de pliegue mayores y más jóvenes.