1. Densidad: La corteza oceánica se compone principalmente de basalto y gabro, que son más densas que las rocas graníticas que conforman la corteza continental. Esta mayor densidad hace que la corteza oceánica se hunda más profundamente en el manto.
2. GROSO: La corteza oceánica es mucho más delgada que la corteza continental. El grosor promedio de la corteza oceánica es de aproximadamente 7 kilómetros, mientras que la corteza continental puede tener hasta 70 kilómetros de espesor. Esta naturaleza más delgada contribuye a la posición inferior de la corteza oceánica.
3. Equilibrio isostático: La corteza terrestre y el manto superior están en un estado de equilibrio isostático. Esto significa que la corteza flota en el manto como una balsa en el agua, con secciones más gruesas y menos densas que se encuentran más altas. Debido a que la corteza oceánica es más delgada y más densa, naturalmente se encuentra más bajo en el manto para lograr el equilibrio.
4. Edad y enfriamiento: La corteza oceánica se está creando constantemente en las crestas del océano y se aleja de la cresta. A medida que se mueve, se enfría y se vuelve más denso. Esta mayor densidad contribuye aún más a su hundimiento.
5. Zonas de subducción: Cuando la corteza oceánica se encuentra con la corteza continental, la corteza oceánica más densa se ve obligada a subducir debajo de la corteza continental. Este proceso también contribuye a la posición más baja de la corteza oceánica en relación con la corteza continental.
En resumen: La combinación de mayor densidad, espesor más delgado, equilibrio isostático y el proceso de subducción contribuyen a la posición más baja de la corteza oceánica en el manto en comparación con la corteza continental.