1. Formaciones geológicas coincidentes:
* Montañas: Las montañas de los Apalaches de América del Norte se alinean notablemente bien con las montañas Caledonias de Escocia y Escandinavia. Esto sugiere que alguna vez estuvieron conectados.
* Formaciones rocosas: Formaciones de rocas idénticas, incluidos tipos específicos de rocas sedimentarias, se encuentran en lados opuestos del Océano Atlántico (por ejemplo, en América del Sur y África).
* Evidencia fósil: La distribución de tipos de rocas y fósiles específicos en todos los continentes apunta a ellos haber sido parte de una sola masa de tierra. Por ejemplo, los fósiles del antiguo reptil * Mesosaurus * se han encontrado en Brasil y Sudáfrica.
2. Distribuciones fósiles coincidentes:
* Evidencia fósil: Los restos fósiles de plantas y animales se encuentran en continentes que ahora están separados por vastas océanos. La presencia de especies similares en América del Sur, África, India y Australia es una fuerte evidencia de su conexión anterior. Esto incluye los restos de dinosaurios, reptiles tempranos e incluso ciertas especies de plantas.
3. Evidencia climática:
* Evidencia glacial: Los depósitos de sedimentos y estrías glaciales (rasguños en la roca madre) se encuentran en áreas que ahora son tropicales o subtropicales. Esto apunta a un pasado cuando estas regiones estaban ubicadas cerca del Polo Sur y cubiertas de hielo.
4. Costas coincidentes:
* Fit continental: Las formas de los continentes, particularmente la costa oriental de América del Sur y la costa occidental de África, encajan como piezas de rompecabezas. Si bien esto fue una primera evidencia, no es definitiva debido a la naturaleza dinámica de la superficie de la Tierra.
Punto clave: Estas características geológicas, fósiles y climáticas correspondientes son evidencia colectivamente sólida de la idea de que los continentes alguna vez se unieron en un supercontinente (pangea) y desde entonces se han separado.