1. Calor: El interior de la Tierra es increíblemente caliente. Cuanto más profundo vayas, más caliente se pone. Este calor, generado por el núcleo y la descomposición radiactiva de la Tierra, proporciona la energía necesaria para transformar las rocas existentes.
2. Presión: El inmenso peso de las capas de roca suprayacentes crea una inmensa presión profunda bajo tierra. Esta presión aprieta y compacta la roca existente, lo que hace que su estructura mineral cambie.
3. Fluidos: Los fluidos calientes, a menudo ricos en minerales disueltos, circulan a través de las rocas. Estos fluidos actúan como catalizadores, facilitando reacciones químicas y promoviendo la transformación de minerales.
4. Tiempo: El metamorfismo es un proceso lento. El intenso calor, presión y actividad química necesitan tiempo para trabajar su magia. Estas condiciones se encuentran típicamente profundas subterráneas donde las rocas están enterradas durante millones de años.
¿Por qué no en la superficie?
* Temperaturas más bajas: Las temperaturas de la superficie son demasiado bajas para causar cambios significativos en la composición de la roca.
* Presión más baja: La presión en la superficie es mucho menor que la profundidad bajo tierra, lo que la hace insuficiente para impulsar procesos metamórficos.
* fluidos limitados: Mientras que algunos fluidos existen en la superficie, no son tan calientes o abundantes como los que se encuentran en lo profundo de la tierra.
Ejemplos de entornos metamórficos:
* zonas de subducción: Donde chocan las placas tectónicas, una placa se desliza debajo de la otra, creando condiciones de alta presión y temperatura.
* colisiones continentales: Cuando los continentes chocan, se forman enormes cadenas montañosas, empujando rocas profundamente bajo tierra y sometiéndolas al metamorfismo.
* Actividad volcánica: El magma que se eleva del manto de la tierra puede calentar y transformar las rocas circundantes.
En resumen, las condiciones extremas de calor, presión y fluidos que se encuentran en lo profundo de la corteza terrestre son los principales impulsores de la formación de rocas metamórficas.