* Falta de un mecanismo plausible: Alfred Wegener, el proponente de la deriva continental, propuso que los continentes atravesaron el fondo del océano como los rompehielos. Sin embargo, esta explicación carecía de una fuerza suficiente lo suficientemente fuerte como para mover las masas de tierra tan masivas. Se pensaba que la corteza terrestre era demasiado rígida para que los continentes se movieran de forma independiente.
* No hay explicación para la fuerza impulsora: Wegener no pudo proporcionar una explicación convincente de qué fuerza podría ser lo suficientemente poderosa como para mover los continentes a tales distancias.
* Falta de evidencia de apoyo: Si bien Wegener presentó evidencia convincente como el ajuste de los continentes, las distribuciones fósiles y las similitudes geológicas, su teoría se basó en gran medida en la observación y la correlación. La comunidad científica exigió evidencia más concreta y demostrable.
No fue hasta la década de 1960, con el desarrollo de la tectónica de placa , que los científicos encontraron la pieza faltante del rompecabezas. La teoría de la tectónica de placas explica la deriva continental al proponer que la corteza de la tierra se divide en placas grandes y rígidas que se mueven en una capa parcialmente fundida debajo. Esto proporcionó el mecanismo (corrientes de convección en el manto) y la fuerza impulsora necesaria para explicar cómo los continentes podrían moverse y cambiar con el tiempo.
En esencia, el rechazo de la deriva continental no se debió a su falta de evidencia, sino a la falta de una explicación convincente de * cómo * podría suceder. El desarrollo de la tectónica de placas proporcionó el vínculo faltante, cerrando la brecha entre la observación y el mecanismo, y conduciendo a la aceptación generalizada de la teoría de la deriva continental.