El Sol emite una corriente constante de partículas cargadas llamada viento solar. Estas partículas viajan por el espacio e interactúan con el campo magnético de la Tierra, que es más fuerte en los polos. Las líneas del campo magnético guían las partículas cargadas hacia los polos, donde chocan con átomos y moléculas de la atmósfera terrestre. Esta colisión hace que los átomos y las moléculas se exciten y, cuando se relajan, emiten luz de diferentes colores.
El color de la aurora depende del tipo de átomo o molécula que se excita. Los átomos de nitrógeno producen un color amarillo verdoso, mientras que los átomos de oxígeno producen un color rojizo o violeta. Cuanto mayor sea la altitud a la que se produce la aurora, es más probable que sea roja o violeta.
La aurora también puede aparecer en otros colores, como el azul o el blanco. Estos colores son provocados por la presencia de otros elementos en la atmósfera, como el hidrógeno o el helio.
La aurora es un fenómeno natural hermoso e impresionante que se ve mejor en cielos despejados y oscuros. Es un recordatorio del poder del Sol y del campo magnético de la Tierra, y es una fuente de asombro e inspiración para muchas personas.