Un suelo fértil es un suelo que tiene los nutrientes esenciales, agua y aire que las plantas necesitan para crecer y prosperar. En general, un suelo fértil es aquel que tiene una buena labranza o estructura física; esto significa que tiene buen drenaje y buena capacidad de retención de agua, así como aireación y friabilidad. El suelo fértil también tiene un buen equilibrio de nutrientes, incluidos nitrógeno, fósforo y potasio, que son esenciales para el crecimiento de las plantas. Otros elementos importantes, como el calcio, el magnesio y el azufre, también son necesarios para la salud de las plantas. Además, el suelo fértil contiene microorganismos beneficiosos, como bacterias, hongos y otros descomponedores, que ayudan a descomponer la materia orgánica y liberar nutrientes al suelo.