La sensación de la grava puede variar según el tamaño y la forma de los trozos de grava, así como la textura de la superficie sobre la que se encuentran. Generalmente, la grava se siente áspera y áspera al tacto, con una textura arenosa. Cuanto más grandes sean los trozos de grava, más áspera será la sensación. Los trozos de grava más pequeños pueden parecerse más a arena, con una textura más suave. La grava también puede ser afilada e incómoda para caminar si no está bien mantenida, especialmente si hay rocas más grandes o pedazos de escombros mezclados.