El olor a carbón fresco a veces se describe como penetrante y químicamente intenso. Se caracteriza principalmente por la presencia de compuestos de azufre, que le confieren un olor acre y desagradable. Estos compuestos se liberan cuando se extrae o quema carbón. El olor puede ser especialmente fuerte en espacios cerrados, como minas de carbón o centrales eléctricas, pero también puede detectarse en zonas exteriores cercanas a instalaciones de procesamiento de carbón o centrales eléctricas alimentadas con carbón. Además, el olor del carbón puede variar dependiendo de su tipo y calidad, así como de la composición específica de los compuestos de azufre presentes.