En 2008, Oklahoma fue sacudida por sólo dos terremotos de magnitud 3,0 o superior. Para 2015, el estado había experimentado la asombrosa cifra de 585 terremotos de la misma magnitud o mayores, lo que convirtió a Oklahoma en el estado sísmicamente más activo de los 48 estados inferiores.
¿Qué causó el aumento repentino?
El principal culpable son los pozos de inyección de aguas residuales. Estos pozos son utilizados por la industria del petróleo y el gas para eliminar las aguas residuales producidas durante el proceso de fracking. Cuando las aguas residuales se inyectan bajo tierra, pueden aumentar la presión sobre las fallas cercanas, provocando que se deslicen y produzcan terremotos.
Los riesgos de la inyección de aguas residuales
Los terremotos suponen un grave riesgo para la seguridad pública y la propiedad. Pueden provocar el colapso de edificios, la deformación de carreteras y la caída de puentes. Además, los terremotos pueden provocar deslizamientos de tierra, deslizamientos de tierra e incendios.
La respuesta del gobierno
En respuesta al aumento de la actividad sísmica, la Comisión de Corporaciones de Oklahoma (OCC) ha implementado una serie de regulaciones para reducir el riesgo de terremotos. Estas regulaciones incluyen:
* Limitar la cantidad de aguas residuales que se pueden inyectar en un solo pozo.
* Exigir a las empresas de petróleo y gas que controlen la actividad sísmica cerca de sus pozos de inyección.
* Cerrar los pozos de inyección que causan terremotos.
El futuro de la inyección de aguas residuales
Las regulaciones de la OCC han ayudado a reducir la cantidad de terremotos en Oklahoma, pero el estado todavía está experimentando más terremotos que antes de que comenzara el aumento. La OCC continúa trabajando para desarrollar regulaciones que reduzcan aún más el riesgo de terremotos.
El futuro de la inyección de aguas residuales en Oklahoma es incierto. Algunas personas creen que la práctica debería prohibirse por completo, mientras que otras creen que se puede realizar de forma segura si se regula adecuadamente. La OCC está trabajando para encontrar un equilibrio entre la necesidad de inyección de aguas residuales y el riesgo de terremotos.