El aumento de la temperatura de la superficie del mar contribuye principalmente al crecimiento de fuertes ciclones en el Mar Arábigo. Este aumento de calentamiento proporciona la energía necesaria para la ciclogénesis.
Varios factores son responsables del aumento de ciclones tropicales en el Mar Arábigo:
1. Temperaturas de la superficie del mar: El Mar Arábigo ha experimentado un aumento constante de las temperaturas de la superficie del mar (SST) en las últimas décadas. Las aguas más cálidas proporcionan más energía para que se formen e intensifiquen ciclones y son el principal factor que contribuye al aumento de la frecuencia de los ciclones.
2. Condiciones atmosféricas: Los cambios en las condiciones atmosféricas, incluidas las variaciones en la cizalladura del viento y los perfiles verticales del viento, también han contribuido al aumento de los ciclones. Estos cambios pueden hacer que sea más favorable para el desarrollo y fortalecimiento de los ciclones.
3. Cambio climático: El cambio climático está intensificando las condiciones que favorecen la formación de ciclones. Se espera que el aumento de la TSM y los cambios en los patrones de circulación atmosférica debidos al cambio climático aumenten aún más la frecuencia e intensidad de los ciclones tropicales en el Mar Arábigo.
4. Aerosoles: Los aerosoles son pequeñas partículas suspendidas en la atmósfera que pueden influir en la formación de nubes y las precipitaciones. Los cambios en las concentraciones de aerosoles, como los resultantes de la contaminación, pueden afectar el desarrollo de ciclones.
5. Variabilidad natural: La variabilidad climática natural también puede influir en la frecuencia e intensidad de los ciclones. Factores como El Niño-Oscilación del Sur (ENSO) pueden influir en las condiciones del Mar Arábigo y afectar la actividad ciclónica.
El aumento de la frecuencia de los ciclones tropicales en el Mar Arábigo plantea riesgos importantes para las comunidades y los ecosistemas costeros. Estos ciclones traen fuertes lluvias, marejadas ciclónicas y fuertes vientos, lo que provoca inundaciones, daños a la infraestructura, pérdida de vidas y trastornos económicos. Además, es probable que el cambio climático intensifique aún más estos impactos, lo que hace crucial que las regiones costeras implementen estrategias de adaptación y mitigación.