Con la participación de más de 180 países, las conversaciones han llegado a una etapa en la que existe un borrador de texto único y unificado que busca lograr un equilibrio entre protección y utilización comercial. Las Naciones Unidas han elogiado este logro y han enfatizado su importancia para la vida marina, la salud humana y la sostenibilidad económica.
Las negociaciones abarcan el establecimiento de áreas marinas protegidas, evaluaciones de impacto ambiental y planes de gestión para mitigar los impactos humanos en alta mar. Sin embargo, persisten obstáculos, incluido el alcance de la protección de áreas marinas específicas y el nivel de compromiso que las naciones están dispuestas a asumir.
Los defensores de la conservación siguen siendo optimistas y piden objetivos ambiciosos para salvaguardar y restaurar la salud de alta mar, que desempeña un papel crucial en la captura de carbono y el sustento de la vida marina. Al colocar el destino de los océanos en primer plano, las negociaciones del tratado se esfuerzan por garantizar que alta mar siga siendo saludable para las generaciones futuras.