El estudio, dirigido por investigadores de la Universidad de Alberta, probó un marco desarrollado por el Regulador de Energía de Alberta (AER) y un marco desarrollado por la Comisión de Petróleo y Gas de Columbia Británica (BCOGC). Ambos marcos utilizan un sistema de semáforo para evaluar la probabilidad de que un terremoto haya sido inducido por la actividad humana:el verde indica una probabilidad baja, el amarillo indica una probabilidad posible y el rojo indica una probabilidad alta.
El marco AER asigna un color según la distancia entre el terremoto y los pozos de inyección cercanos, el volumen de fluido inyectado en los pozos y el momento del terremoto en relación con la actividad de inyección. El marco del BCOGC también considera estos factores, pero también incluye una evaluación del entorno tectónico regional y la presencia de otros posibles desencadenantes de terremotos.
El estudio encontró que ambos marcos clasificaron el terremoto de Fox Creek como amarillo, lo que indica una posible probabilidad de que haya sido inducido. Sin embargo, el marco AER asignó una mayor probabilidad de sismicidad inducida que el marco BCOGC. Esta diferencia probablemente se deba al hecho de que el marco del ARE no considera el entorno tectónico regional, que pudo haber contribuido al terremoto.
El estudio también encontró que ambos marcos son sensibles a la elección de los parámetros de entrada. Por ejemplo, la distancia entre el terremoto y los pozos de inyección cercanos es un factor clave en ambos marcos, pero la definición de lo que constituye un pozo "cercano" puede variar. De manera similar, el volumen de fluido inyectado en los pozos es un factor en ambos marcos, pero el valor de corte exacto para clasificar un pozo como de "alto volumen" puede variar.
El estudio concluye que, si bien los marcos AER y BCOGC proporcionan un punto de partida útil para evaluar la probabilidad de que se haya inducido un terremoto, no son infalibles y deben usarse junto con otros métodos, como el análisis y modelado sísmico detallado.
El terremoto de Fox Creek fue el mayor terremoto ocurrido en Alberta en más de 60 años. Causó daños importantes a viviendas y empresas de la zona y generó preocupación sobre la posibilidad de sismicidad inducida en la provincia. Desde entonces, la AER ha implementado una serie de medidas para reducir el riesgo de sismicidad inducida, incluida la limitación del volumen de fluido que se puede inyectar en los pozos y exigir a los operadores que monitoreen la actividad sísmica cerca de sus operaciones.