1. Vencimiento de la falla:
- Defectos inmaduros: Estos son relativamente nuevos o no han experimentado movimientos significativos en el pasado. Por lo general, se caracterizan por superficies irregulares y estructuras de fallas menos desarrolladas. Las fallas inmaduras son más propensas al comportamiento de deslizamiento, donde las rocas en lados opuestos de la falla se bloquean y luego se liberan repentinamente, generando terremotos.
- Faltas maduras: Estos han experimentado movimientos repetidos a lo largo del tiempo, lo que ha dado como resultado superficies de falla más suaves y estructuras bien desarrolladas. Las fallas maduras exhiben un fenómeno llamado "deslizamiento", donde se produce un movimiento lento y constante a lo largo del plano de la falla sin causar rupturas repentinas. Este comportamiento progresivo puede reducir la probabilidad y la gravedad de grandes terremotos.
2. Orientación de fallas:
- Inmersión: Esto se refiere al ángulo con el que se inclina un plano de falla con respecto a la horizontal. Las fallas de pronunciado descenso son más propensas a generar terremotos porque pueden acumular mayores tensiones cortantes y experimentar rupturas repentinas.
- Huelga: Esta es la dirección en la que corre una línea de falla en un plano horizontal. Las fallas de deslizamiento, donde las rocas en lados opuestos de la falla se mueven horizontalmente unas sobre otras, tienen más probabilidades de producir terremotos que las fallas de deslizamiento, donde las rocas se mueven verticalmente.
En resumen, tanto la madurez (comportamiento de adherencia-deslizamiento versus fluencia) como la orientación (buzamiento y rumbo) de una falla influyen en su potencial para generar terremotos. Comprender estos factores es crucial para la evaluación del peligro sísmico y la preparación para terremotos.