Se pueden crear nuevos océanos mediante un proceso conocido como rifting continental. Esto ocurre cuando dos placas tectónicas se separan, creando una grieta o brecha entre ellas. A medida que las placas continúan separándose, la grieta se ensancha y la brecha se inunda con agua de mar, formando un nuevo océano. Este proceso se produce actualmente entre las placas africana y árabe en el Mar Rojo. Si esta grieta continúa expandiéndose y las placas se separan aún más, eventualmente podría formar una nueva cuenca oceánica.
Otro sitio potencial para la formación de un nuevo océano es el Sistema del Rift de África Oriental. Esta región se caracteriza por una serie de fisuras y volcanes que se extienden desde el Mar Rojo hasta Mozambique. Los científicos creen que la ruptura en esta región podría conducir en el futuro a la separación del continente africano y a la formación de una nueva cuenca oceánica.
Sin embargo, es importante señalar que la formación de nuevos océanos es un proceso gradual y lento. Pueden pasar decenas de millones de años hasta que se desarrolle plenamente una nueva cuenca oceánica. Además, hay muchos factores que pueden influir en la formación de nuevos océanos, incluida la tectónica de placas, las tasas de expansión del fondo marino y las condiciones climáticas globales.
Dada la complejidad y los largos plazos involucrados, es difícil predecir con certeza cuándo o dónde podría formarse un nuevo océano en la Tierra. Sin embargo, basándose en la evidencia geológica existente y los procesos en curso, es posible que puedan surgir nuevos océanos en el transcurso de cientos de millones de años.