Cuando el Monte Vesubio entró en erupción por última vez en 1944, su ardiente ira se cobró la vida de 26 personas. Pero esa erupción se consideró relativamente menor en comparación con la explosión cataclísmica que sepultó las antiguas ciudades romanas de Pompeya y Herculano en el año 79 d.C.
Los científicos estiman que esta antigua erupción arrojó cenizas y piedra pómez que cubrieron un área de 200 kilómetros cuadrados (77 millas cuadradas), matando a miles de habitantes y destruyendo hogares, granjas e infraestructura.
Si el Monte Vesubio volviera a hacer erupción hoy con una fuerza similar, las consecuencias serían devastadoras. Millones de personas que viven en la densamente poblada región de Campania, en el sur de Italia, estarían en riesgo, así como los millones de turistas que visitan la zona cada año.
Impacto en la salud:
Las cenizas y los gases emitidos por la erupción causarían problemas de salud generalizados, incluidas enfermedades respiratorias e irritación ocular. Las cenizas también podrían contaminar los suministros de agua y provocar problemas gastrointestinales. Además, las cenizas y los escombros podrían bloquear las carreteras, obstaculizando los esfuerzos de respuesta de emergencia.
Daños a la infraestructura:
La erupción también podría causar grandes daños a la infraestructura, como carreteras, puentes, edificios, centrales eléctricas y sistemas de comunicación. Las cenizas también podrían obstruir las alcantarillas y dañar los equipos eléctricos, provocando cortes de energía generalizados.
Impacto económico:
El impacto económico de una erupción podría ser enorme, con pérdidas de miles de millones de euros. La industria del turismo se vería gravemente afectada, así como la agricultura y otras industrias. El costo de reconstruir la infraestructura también sería inmenso.
Evacuación y Reasentamiento:
Para mitigar el impacto de una erupción, las autoridades necesitarían evacuar a millones de personas del área afectada. Esto presentaría una pesadilla logística y requeriría la cooperación de los gobiernos locales, regionales y nacionales. Además, encontrar viviendas temporales para la población desplazada y reconstruir sus hogares y comunidades sería un desafío enorme.
Investigación científica y seguimiento:
Dados los importantes riesgos que plantea el Monte Vesubio, los vulcanólogos y otros científicos monitorean continuamente el volcán para detectar cualquier signo de agitación. Emplean diversas técnicas, como monitoreo sísmico, mediciones de deformación del suelo y análisis de emisiones de gases, para evaluar la actividad del volcán. Además, crean mapas de peligros y planes de evacuación para ayudar a gestionar los riesgos y mitigar los impactos potenciales de futuras erupciones.
En conclusión, una erupción del Monte Vesubio hoy tendría consecuencias catastróficas, provocando pérdida de vidas, importantes problemas de salud, grandes daños a la infraestructura y un profundo impacto en la economía. Sería una crisis humanitaria y económica que requeriría una respuesta internacional coordinada.