El miedo a ser enterrado vivo ha existido durante siglos y, a lo largo de la historia, se han inventado una serie de dispositivos para evitar que esto suceda. Uno de esos dispositivos es el ataúd de seguridad, que fue diseñado para permitir al ocupante pedir ayuda si fuera enterrado vivo accidentalmente.
El primer ataúd de seguridad conocido fue inventado en el siglo XVIII por un médico francés llamado Jean-Baptiste de La Roche. El ataúd de La Roche estaba hecho de madera y tenía una serie de elementos diseñados para mantener vivo al ocupante, incluida una campana que el ocupante podía tocar, un tubo parlante que le permitía comunicarse con el mundo exterior y un suministro de aire y alimento.
En realidad, el ataúd de La Roche nunca se utilizó para salvar a nadie de ser enterrado vivo, pero sí inspiró a otros inventores a crear dispositivos similares. En el siglo XIX, se patentaron varios tipos diferentes de ataúdes de seguridad en Estados Unidos y Europa. Algunos de estos ataúdes estaban hechos de metal, mientras que otros eran de madera. Algunos tenían mecanismos elaborados, mientras que otros eran relativamente simples.
A pesar de la variedad de diseños, todos los ataúdes de seguridad compartían algunas características comunes. Primero, todos tenían una forma para que el ocupante solicitara ayuda. Esto generalmente se hacía con una campana, un tubo parlante o una bandera. En segundo lugar, todos tenían suministro de aire y comida. Por lo general, esto se proporcionaba en forma de un pequeño tanque de oxígeno o un recipiente con comida y agua. En tercer lugar, todos tenían una forma para que el ocupante escapara del ataúd. Esto generalmente se hacía con una trampilla o una puerta.
Los ataúdes de seguridad nunca fueron adoptados ampliamente, pero fueron utilizados por algunas personas que temían especialmente ser enterradas vivas. En Estados Unidos, según informes, el presidente Grover Cleveland fue enterrado en un ataúd de seguridad. En Europa también se dice que el compositor Frédéric Chopin fue enterrado en un ataúd de seguridad.
Hoy en día, los ataúdes de seguridad ya no se utilizan, pero siguen siendo un fascinante recordatorio de hasta dónde han llegado las personas para evitar ser enterradas vivas.
Cómo funcionaban los ataúdes de seguridad
Los ataúdes de seguridad funcionaban de diversas maneras, pero todos compartían algunos principios comunes.
* Una forma para que el ocupante solicite ayuda. Esto generalmente se hacía con una campana, un tubo parlante o una bandera.
* Un suministro de aire y comida. Por lo general, esto se proporcionaba en forma de un pequeño tanque de oxígeno o un recipiente con comida y agua.
* Una forma para que el ocupante escape del ataúd. Esto generalmente se hacía con una trampilla o una puerta.
Algunos ataúdes de seguridad también tenían otras características, como una luz, un ventilador o un teléfono.
La eficacia de los ataúdes de seguridad
La eficacia de los ataúdes de seguridad es difícil de evaluar. No hay ningún registro de que se haya utilizado ningún ataúd de seguridad para salvar a alguien de ser enterrado vivo. Sin embargo, el hecho de que se inventaran tantos tipos diferentes de ataúdes de seguridad sugiere que existía un miedo real a ser enterrado vivo.
El legado de los ataúdes de seguridad
Los ataúdes de seguridad son un recordatorio de hasta dónde han llegado las personas para evitar ser enterradas vivas. También son un testimonio del ingenio de los inventores que idearon diversas formas de evitar que esto sucediera.
Aunque los ataúdes de seguridad ya no se utilizan, siguen siendo una parte fascinante de la historia.