La principal fuente de energía de los satélites es la energía solar. Los satélites están equipados con paneles solares que convierten la luz solar en energía eléctrica. Estos paneles solares suelen estar fabricados de materiales semiconductores como el silicio, que son sensibles a la luz y generan electricidad cuando se exponen a la luz solar. La energía eléctrica generada por los paneles solares se almacena en baterías para su uso cuando el satélite no está expuesto a la luz solar directa, como durante los eclipses o al atravesar la sombra de la Tierra. La energía solar es una fuente de energía fiable y eficiente para los satélites, ya que no requiere combustible ni piezas móviles, lo que reduce la necesidad de mantenimiento y la hace adecuada para misiones de larga duración en el espacio.