Los principales combustibles fósiles son el carbón, el petróleo y el gas natural. El carbón se forma a partir de restos de plantas que vivieron en pantanos y bosques durante el período Carbonífero, hace unos 300 millones de años. A medida que estas plantas morían, se cubrieron de barro y arena y gradualmente se comprimieron hasta convertirlas en carbón.
El petróleo y el gas natural se forman a partir de restos de organismos marinos, como algas y plancton, que vivieron en océanos y mares hace millones de años. Cuando estos organismos murieron, se hundieron en el fondo del océano y quedaron cubiertos por capas de sedimento. Con el tiempo, el calor y la presión de los sedimentos suprayacentes hicieron que se transformaran en petróleo y gas.
Los combustibles fósiles se consideran recursos no renovables porque tardan millones de años en formarse y no pueden reponerse al ritmo al que los utilizamos. Como resultado, existe una creciente preocupación por el impacto ambiental de los combustibles fósiles y la necesidad de hacer la transición a fuentes de energía renovables.