Además, los perros tienen una frecuencia de actualización mucho mayor que los humanos, lo que significa que pueden ver más fotogramas por segundo. Esto les dificulta seguir objetos en movimiento en la televisión, ya que las imágenes parecen entrecortadas e inconexas.
Finalmente, los perros tienen un campo visual diferente al de los humanos. Pueden ver más hacia los lados que los humanos, pero tienen un campo de visión más pequeño en general. Esto significa que es posible que no puedan ver todo lo que hay en la pantalla del televisor.
Como resultado de estos factores, los perros no disfrutan ver televisión de la misma manera que los humanos. Puede que les interese el movimiento y el sonido de las imágenes, pero no entienden lo que sucede en la pantalla.