Deficiencia de LGI1: Varios estudios han demostrado que la deficiencia de LGI1 puede provocar convulsiones tanto en humanos como en modelos animales. En humanos, se han identificado mutaciones en LGI1 en individuos con epilepsia temporal lateral autosómica dominante (ADLTE), una forma rara de epilepsia que se caracteriza por convulsiones que se originan en el lóbulo temporal. En modelos animales, los ratones knockout para LGI1 presentan convulsiones espontáneas y función sináptica alterada.
LGI1 y función sináptica: Se cree que LGI1 desempeña un papel en la regulación de la función sináptica al interactuar con otras proteínas, incluidas ADAM22, ADAM23 y la proteína de densidad postsináptica PSD-95. Estas interacciones son esenciales para la formación y el mantenimiento de las sinapsis, y su interrupción puede provocar trastornos de la transmisión sináptica y convulsiones.
LGI1 como diana terapéutica: El papel de LGI1 en la epilepsia y su implicación en la función sináptica lo convierten en un objetivo terapéutico prometedor para el tratamiento de las convulsiones. Se están investigando varios enfoques para apuntar a LGI1, que incluyen:
* Terapia génica LGI1: Este enfoque tiene como objetivo introducir un gen LGI1 funcional en células que son deficientes en LGI1. La terapia génica se ha mostrado prometedora en modelos animales de deficiencia de LGI1 y actualmente se están realizando ensayos clínicos para evaluar su seguridad y eficacia en humanos.
* Terapia con proteína LGI1: Este enfoque implica la administración de proteína LGI1 recombinante a personas con deficiencia de LGI1. Se ha demostrado que la terapia con proteínas es eficaz para mejorar la función sináptica y reducir las convulsiones en modelos animales con deficiencia de LGI1.
* Inhibidores de moléculas pequeñas de los interactuantes LGI1: Este enfoque tiene como objetivo desarrollar fármacos que inhiban las interacciones entre LGI1 y sus socios vinculantes. Al interrumpir estas interacciones, es posible prevenir la formación de sinapsis anormales y reducir las convulsiones.
En general, LGI1 es un objetivo anticonvulsivo prometedor y los esfuerzos de investigación en curso están dirigidos a desarrollar terapias que puedan modular la función de LGI1 y mejorar los resultados en personas con epilepsia.