Por ejemplo, un estudio de la Universidad de Auckland encontró que los estudiantes a quienes no se les permitía usar sus teléfonos en clase tenían más probabilidades de leer, escribir y participar en debates en clase. El estudio también encontró que estos estudiantes tenían más probabilidades de obtener puntuaciones más altas en los exámenes.
Otro estudio, realizado por la Universidad de Waikato, encontró que los estudiantes a quienes no se les permitía usar sus teléfonos en clase tenían más probabilidades de sentir curiosidad por el material que estaban aprendiendo. El estudio también encontró que estos estudiantes eran más propensos a decir que disfrutaban aprendiendo.
La evidencia sugiere que la prohibición de los teléfonos escolares en Nueva Zelanda puede estar teniendo un impacto positivo en la curiosidad de los estudiantes. Sin embargo, se necesita más investigación para confirmar este hallazgo y determinar los efectos a largo plazo de la prohibición.
Además de las investigaciones que se han realizado, también hay alguna evidencia anecdótica que sugiere que la prohibición de teléfonos en las escuelas está funcionando. Por ejemplo, muchos profesores han informado que sus alumnos participan más en clase y se distraen menos con sus teléfonos. Los estudiantes también informaron que se sienten más conectados con sus compañeros y maestros cuando no usan sus teléfonos.
En general, la evidencia sugiere que la prohibición de los teléfonos escolares en Nueva Zelanda puede estar teniendo un impacto positivo en la curiosidad y el aprendizaje de los estudiantes. Sin embargo, se necesita más investigación para confirmar este hallazgo y determinar los efectos a largo plazo de la prohibición.